Ruta del agua
Características del sendero:
· Longitud: 10,7 Km.
· Duración aproximada: 2,5 horas.
· Dificultad: baja.
· Recorrido: lineal.
· Época recomendada: Durante todo el año.
· Consejos: llevar ropa y calzado adecuado, así como cámara de fotos si se desea.
· A destacar por estaciones del año:
o Verano: observación de anfibios en pozas permanentes, insectos, labores hortofrutícolas en huertas.
o Otoño: observar contrastes de colores de la vegetación.
o Invierno: torrentes de agua, herpetofauna, observación de aves invernantes.
o Primavera: insectos, escuchar cantos de aves, disfrutar olores de aromáticas, gran colorido.
La ruta, nos conduce por un itinerario que nos hace cruzar y caminar en paralelo por varios arroyos y torrentes de agua, destacando los arroyos del Concejo y el Parrosillo, que han dado vida a numerosas obras hidráulicas como fuentes, presas, acequias, abrevaderos y pozos, que utilizaron los vecinos de Adamuz, hasta hace pocos años, y que hoy forman parte del patrimonio histórico del pueblo.
Esta ruta comienza en La iglesia de San Andres Apostol, continua por Ronda de Obejo, siguiendo la Calle Calvario y dejando a la derecha el mirador de la Fuensanta, junto al Pilar y el Mesón del Obispo.
Giramos hacia la izquierda, para acceder y cruzar la carretera A-3001 (Adamuz-Obejo), y continuar por el camino frontero hasta el sendero del Gollizno . Este sendero, perteneciente a la ruta del agua, discurre, en gran parte de su trayecto, paralelo al Arroyo Concejo.
Esta senda comienza entre gran variedad vegetal, en su margen izquierdo, con insólitas especies como el hediondo (Anagyris foetida), el jazmín silvestre (Jasminum fruticans) y los candilitos (Aristoloquia paucinervis), acomodadas bajo las encinas y entre el monte alto, representado por el lentisco (Pistacia lentiscus) y la coscoja (Quercus coccifera).
También cabe destacar la presencia de un numeroso grupo de paseriformes como jilgueros, gorriones, lavanderas, verderones, etc., que con sus trinos mezclados con el croar de los anfibios que habitan la zona, hacen de este sendero un paseo musical.
En el margen derecho se observa un paisaje cultivado de olivar regado por el cauce del arroyo Concejo, que nos guía en paralelo hacia el este y en el que se distinguen densos cañaverales, adelfas y tamujos típicos de la vegetación de ribera. La pista, terriza, discurre tortuosamente en ligero descenso hasta llegar a la zona de mayor pendiente que, empedrada, nos conduce al colofón de esta vereda, “El Gollizno”.
En tiempos pasados, la zona del Gollizno, fue muy concurrida por los adamuceños, ya que abastecía de agua potable al municipio y era lugar de encuentro de mujeres que acudían a su cauce para lavar la ropa. En este punto el arroyo Concejo existe una presa que servía para mover el antiguo molino harinero comentado anteriormente.
Tras volver sobre nuestros pasos, seguimos el descenso, hasta desembocar de nuevo en el arroyo del Concejo, cruzándolo, para una vez en la otra orilla ascender, dejando a nuestra izquierda una de las muchas construcciones dispersas por la zona. Continuamos para girar a la izquierda siguiendo el cauce del arroyo, para pocos metros más adelante observar dos nuevos elementos hidráulicos con una gran carga etnográfica: un salto de agua artificial y una antigua acequia.
Proseguimos el trayecto por una vía de tierra en la que podemos observar en el margen derecho olivos con algunos pies de encina dispersos; en la parte izquierda de la misma nos encontramos con una zona de pequeños huertos que se alimentan del agua del arroyo Concejo que pasa paralelo a ellos.
Continuando el camino podemos observar flora ligada a zonas riparias, como por ejemplo la adelfa (Nerium oleander), el junco churrero (Scirpus holoschoenus), carrizos (Phragmites australis) o zarzas (Rubus ulmifolius), que sirven de cobijo a aves como los zarceros (Hippolais polyglotta) o el ruiseñor bastardo (Cettia cetti). También existen espesos cañaverales, donde habitan numerosas aves insectívoras como carriceros (Acrocephalus luscinia), currucas (Sylvia atricapilla), etc. En la zona se pueden observar algunas especies amenazadas como el ratonero (Buteo buteo) y el gavilán (Accipiter nisus). También tenemos que destacar la riqueza de fauna acuática, compuesta por anfibios como la rana común (Pelophylax perezi), el sapo común (Bufo bufo), lasalamandra (Salamandra salamandra), tritones, y reptiles como la culebra viperina (Natrix maura) o el galápago leproso (Mauremys leprosa). También se pueden ver insectos acuáticos como barqueros, zapateros, dísticos, libélulas, etc., tanto en su estado adulto como larvario.
A continuación siguiendo el sendero llegamos a un cruce de caminos donde debemos seguir el camino de la derecha si queremos ver un salto de agua que sirve para alimentar un canal o acequia de piedra de molinaza que se utilizaba para el riego de una huerta colindante. En este tramo del camino podemos ver especies como pitas (Agave americana), gamón (Asphodelus aestivus), tamujo (Securineja tinctorea), escaramujos (Rosa sp.), eucaliptos (Eucalyptus camaldulensis), etc. En la actualidad este lugar está equipado con un área de descanso que permite la contemplación del paisaje.
Volvemos sobre nuestros pasos hasta llegar de nuevo al cruce de caminos, donde seguiremos el sendero desviándonos del cauce del arroyo, dejándolo a nuestra izquierda, para contemplar un cambio en la vegetación que nos rodea, ya que ésta, hasta el momento de ribera, se ve sustituida, siendo los pies arbóreos dominantes, ejemplares de encina (Quercus ilex subsp. ballota); estos pies forman pequeños bosquetes diáfanos de monte mediterráneo entremezclados con retazos del matorral noble característico del encinar, formados por lentisco (Pistacia lentiscus), acebuche (Olea europea var. sylvestris) y coscoja (Quercus coccifera), También en esta zona encontramos matorral típico de la etapa de sustitución conocida como matorral serial, como sería el jaral en esta ocasión representado por el jaguarzo (Cistus monspeliensis) y la jara de hoja de salvia (Cistus salviifolius).
En el ámbito por el que discurre el recorrido, se pueden observar varios usos diferentes del suelo, desde el arraigado cultivo del olivar de sierra, hasta labores hortelanas en las huertas cercanas. Es el olivo quien nos acompañará durante gran parte de este trayecto, pues hasta las inmediaciones de la Dehesa Vieja, lo encontraremos a ambos márgenes del camino, fragmentando el ecotono producido entre la olmeda de los márgenes del cauce de agua cercano y la dehesa junto con el bosque mediterráneo. En los numerosos cortijos existentes predomina la fauna antrópica caracterizada por la presencia de especies como el ratón doméstico (Mus musculus), vencejo común (Apus apus), avión común (Delichon urbica), golondrina común (Hirundo rustica), lechuza (Tyto alba) y lagartija ibérica (Podarcis hispanica).
Sigue el sendero ascendiendo hacia la derecha, en cuyos márgenes durante la primavera la floración de las especies silvestres presentes en la zona dotan a este tramo de una singular belleza, amenizando el estrato herbáceo del bosque mediterráneo, que se hace más patente en esta zona del recorrido. Continuamos el ascenso para contemplar a nuestra izquierda un lugar digno de mención, ya que se pueden observar tres ejemplares de higuera (Ficus carica), de unas grandes dimensiones. Además, el tronco hueco de una de ellas cobija un manantial, que surge a través de su interior y se derrama hacia el exterior a una fuente de piedra, a través de un canal, es la conocida comúnmente como “La Fuente de Valdeja”. La fuente sirve de abrevadero para abastecer de agua al ganado que transita por el camino de carne que pasa junto a esta. . La zona se encuentra poblada de zarzas (Rubus ulmifolius), que recubren a la fuente, como signo de una mayor humedad. Es en esta zona donde se observa la orquídea abejera (Ophris apifera), cuya morfología floral denota una especialización muy avanzada en cuanto a la polinización, ya que cada especie de orquídea tiene su polinizador específico.
Tras abandonar la zona de las higueras, sigue el sendero unos metros hacia delante para girar más tarde a la derecha y llegar a la zona del merendero. Esta zona es muy rica en aromáticas, destacando el almoradú (Thymus mastichina), que forma un tomillar, junto con un gran número de especies calcícolas de porte pequeño (Teucrium capitatum, Micromeria graeca y Helianthemum hirtum). Es interesante la presencia de árboles asilvestrados como el almendro (Prunus dulcis), adquiriendo este un gran tamaño en este lugar.
Conectamos pasados este punto con el GR-48, sendero de gran recorrido de Sierra Morena, en dirección al pantano Guadalmellato, para seguirlo unos 200 metros aproximadamente, hasta conectar con la carretera de Obejo (A-3001), punto en el cual giramos hacia la izquierda, en dirección a la Dehesa Vieja. Durante este trayecto en los márgenes del camino se pueden ver especies ruderales, propias de zonas degradadas y/o antropizadas, como por ejemplo la retama (Retama sphaerocarpa) y la pita (Agave americana), especie esta ultima introducida, y diferentes especies de jaras como la rizada (Cistus crispus) y la estepa (Cistus albidus).
Muchas de las especies citadas, proporcionan al hombre desde la antigüedad un gran número de recursos, alimenticios, ebanistería, perfumería... como por ejemplo el lentisco (Pistacia lentiscus), la coscoja (Quercus coccifera) o el tamujo (Securineja tinctoria).
Además el curso de agua estacional que atraviesa la zona deja retazos de matorral de bosque de ribera, como por ejemplo la adelfa, zarza, tamujo…. En estas zonas se concentra una fauna riparia característica de ecosistemas riparios.
En esta parte de la ruta las cistáceas cobran una gran relevancia, ocupando todo el estrato arbustivo con una gran espesura y frondosidad, sólo salpicada por pies de encina dispersos de gran tamaño, para irse aclarando conforme vayamos avanzando, apareciendo gamón (Asphodelus aestivus) y cebolla albarrana (Urginea maritima). La fauna huidiza y esquiva de estos parajes está representada básicamente por lagomorfos y faisánidos, siendo la liebre (Lepus granatensis) y el conejo (Oryctolagus cuniculus) los más representativos de la primera familia y la perdiz (Alectoris rufa), de la segunda.
Al entrar en la Dehesa Vieja observamos un cambio en la vegetación, ya que al tratarse de un ecosistema derivado de la actividad humana a partir del bosque de encinas para su explotación agrosilvopastoral, la vegetación leñosa desaparece y los pastizales se estabilizan, dotando a la zona de una gran belleza sobre todo en primavera, ya que la floración de las especies herbáceas, la multitud de aromas, el ir y venir de los insectos polinizadores, junto con la floración de las encinas en largos amentos de colores dorados, nos invitan a realizar una parada para admirar tan bello espectáculo. Además, en esta zona las pequeñas aves, como el chochín (Troglodytes troglodites) y el buitrón (Cisticolo jundicis), dejarán muy patente con sus cantos que somos invasores en su hábitat.
Tras avanzar en nuestro camino, por la Vereda de “Obejo a Pedro Abad”, nos encontramos a nuestra derecha con el Arroyo Parrosillo, lugar de gran interés por el rodal de olmos existente en la zona, de gran belleza durante la estación otoñal, por los tonos anaranjados de sus hojas. Su madera tradicionalmente se ha usado para la fabricación de utensilios de carpintería y construcción, así como aperos agrícolas tradicionales. Al olmo lo acompañan cañas, tamujo, juncos, adelfas, zarzas….
Es de gran importancia la presencia de esta olmeda, ya que la grafiosis está haciendo mella en la población de estos árboles. En esta zona nos encontramos un abrevadero medieval, conocido como el de la “Dehesa Vieja” de una gran longitud.
Avanzamos en nuestra senda, en dirección al merendero municipal, encontrándonos en el margen izquierdo un olivar y en el borde derecho pies de encina enriquecidos con matorral noble como el lentisco, cistáceas, rosáceas como el majuelo (Crataegus monogyna) o enredaderas como la brionia (Bryonia dioica).
Llegados a la carretera A-421 (Villafranca-Villanueva de Córdoba), la cruzamos y nos adentramos en el Merendero Municipal , que consta de tres “pisos”. En este lugar podremos descansar del largo trayecto, gracias a las múltiples sombras existentes en el lugar. Además cuenta este merendero con multitud de bancos y mesas de madera, para poder usarlas para el almuerzo o merienda.
Existen algunos pies de encina de gran porte, y destaca la presencia de un pequeño rodal de alameda de álamo blanco (Populus alba), que denota la existencia de aguas subterráneas a poca profundidad, así como árboles y arbustos procedentes de plantación, como por ejemplo el enebro (Juniperus oxycedrus), cupresácea típica de zonas más frías y de mayor altitud que la de la ruta, aunque está presente en algunas zonas del término de Adamuz.
En los “pisos” superiores del merendero, la presencia de pináceas como el pino carrasco o el piñonero, junto con retama (Retama sphaerocarpa), cistáceas… dotan a la zona de una mayor diversidad florística; además hay ejemplares de algarrobo (Ceratonia siliqua) y de matorral como el jazmín silvestre (Jasminum fruticans) y el aladierno (Rhamnus alaternus).
En esta zona, se encuentra la “galería hidráulica de las tobosas”, elemento subterráneo de origen romano de gran interés, de 81 metros de longitud.
Llegados a este punto, volveremos sobre nuestros pasos hasta el merendero, localizado en la zona del tomillar, para descender continuando por el tramo del GR-48 en dirección al núcleo urbano de Adamuz. En esta zona la presencia de la pita (Agave americana), se hace más patente, ocupando los bordes del camino durante gran parte del recorrido. Esta planta de origen americano es monocárpica, ya que al fructificar muere. Además en esta pantalla vegetal del olivar circunscrito al camino, se pueden apreciar retazos de monte mediterráneo apareciendo ejemplares de zarzaparrilla (Smilax aspera), matagallo (Phlomis purpurea), y una especie rara de frutos rojos, el zumaque (Rhus coriaria), introducida por los árabes para aprovechar la presencia en su corteza de un tanino que usaban para curtir las pieles.
Las vistas del pueblo de Adamuz, en la lejanía, nos acompañaran hasta desembocar en el arroyo Concejo, y retomar el camino de partida, ascendiendo hasta entrar en el municipio por la carretera de Obejo.
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